MENSAJE PARA LA JUVENTUD
Desde estas tinieblas les escribo. Donde nadie quiere a nadie, donde toda la
esperanza se puede perder. Sitio donde difícilmente encontremos amigos, donde
se sufre, añora y se valora la libertad.
Es aquí donde muchos casi niños, jóvenes y viejos están arrepentidos por no
haber atesorado lo más bello de su vida, la familia. Como quisiera explicarles personalmente esta situación,
donde mis deseos es que nadie esté, ya que es una desgraciada experiencia que
hace hasta perder la novia, la esposa, la madre y amigos. Dificulto que ustedes se imaginen como son estos
lugares del horror.
Muchos creemos que cuando se está en libertad
el brazo de la justicia si estamos cometiendo delitos nunca llegará a nosotros.
TREMENDO ERROR. Yo también lo creía así,
me sentía el más malandro, el más duro, el más fuerte. Creía que me la sabías todas. No había consejos para mí ya que los desechaba,
pero que errado estuve perdido en este mundo de tinieblas.
Hoy, estas
son las consecuencias, sufrir y sufrir, llorar y llorar y nadie diga que los
hombre no lloran porque aquí si se llora, aquí me veo y aquí los veo con
tremendo sabor amargo cuando debiéramos estar gozando de lo dulce y divino que
brinda el ser libre. Aquí nos vemos pidiéndoles a nuestros familiares que nos ayuden en sin igual
atolladero, para salir de estas penumbras. Es aquí donde recordamos los
consejos de nuestros padres, hermanos, familiares y amigos. Nunca les oímos sus
buenas intenciones para que fuésemos rectos.
Así, que
estimados niños, adolescentes, adultos y viejos, de corazón se los expreso, “No
hay como la familia, el estudio”. Todo
esto junto te formará para el bien, para que en un futuro no aparezca en una
página periodística, como ladrón, como antisocial. Sino, como ejemplo digno de
una Sociedad que te apoyará para que saborees lo divino de la prosperidad. Creo, que eso si es vida, estudiar y estudiar
para ser libres de toda maldad.
Fíjense, ya
casi tengo siete años sufriendo en estas maldiciones donde nade es bello, no
existe el respeto a la vida, donde la
existencia se puede perder en un segundo por nada, por no amar los aires de la libertad,
así es que queridos hijos, amigos y hermanos sean bondadosos, buenos hermanos,
buenos hijos, buenos amigos y notarán
que mi Dios y la Providencia los protegerá siempre. Actúen con amor hacia el prójimo, hacia la humanidad.
Bueno, me
despido buscando que mi consejo retumbe en sus sentidos y mi Dios los ilumine
por siempre. De ustedes su seguro
servidor y amigo, que añora la libertad
para disfrutar de todo lo hermoso que nos da la vida, para edificar, para hacer
el bien.
JULIAN REVETTE
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