Hoy, tú puedes estar razonando si podrás salir del bajo rendimiento escolar que estás experimentado en este primer lapso. Tu mamá está molesta, no te sientes bien, algo te perturba. Estas circunstancias pueden ser cambiadas en tu vida, y la solución solo está en ti, pero debes creer que puedes. Confiar en ti. Confiar en Dios. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Para empezar debes fíjate una meta: Aprobar todas las asignaturas en el II lapso. Luego, tendrás que plantearte las acciones que emprenderás para alcanzarlas. Debe ser por escrito ya que las palabras se las lleva el viento. Por ejemplo: asistir diaria y puntualmente a clases, prestar atención, hacer las tareas, realizar los trabajos con anticipación, establecer un horario de estudio, dedicar más tiempo a las asignaturas que menos te agradan. Por último, ten fuerza de voluntad para estudiar aun cuando no te provoque. Si puedes, todo depende de ti.
Transforma los estudios en un hábito. ¿Qué es un hábito? Algo que se hace todos los días. Por ejemplo, cepillarse los dientes, bañarse, peinarse. ¿Qué ocurre si un día salimos a la calle y no usamos desodorante? Nos sentimos incómodos y pasaremos todo el día incómodos porque ese día no hicimos algo que hacemos todos los días. Igual sucederá si estudiamos todos los días. El día que no lo hagamos nos sentiremos incómodos.
Por otra parte, la memoria es volátil, al cabo de un tiempo olvidamos todo lo aprendido. Pero esto ocurre más cuando estudiamos al caletre. Es decir, cuando repetimos como loro frases que a veces ni entendemos.
Hay muchos bachilleres, pero no saben nada. No saben comportarse. No aplican lo aprendido en su vida personal porque sencillamente todo lo que estudiaron no era significativo y, por lo tanto, no aprendieron nada. Cada contenido que recibas en clase, trata de relacionarlo con la vida real y de lograr un aprendizaje significativo.
No siempre los estudiantes que
obtienen altas calificaciones son los más inteligentes, pero si los más
aplicados. Simón Bolívar decía; “El valor, la
habilidad y la constancia corrigen la mala
fortuna”Somos
distintos. Nadie es fotocopia de nadie.
Ni siguiera los gemelos son iguales.
Por
lo tanto, no tenemos los mismos talentos, las mismas limitaciones. Un alumno puede ser muy bueno en inglés, pero
le cuesta las matemática. Hay quienes
participan mucho en clase y entienden todo más rápido. Pero se creen que son muy buenos y al final
salen aplazados Solo la constancia y la perseverancia harán
de ti un buen estudiante
No seas un estudiante
mediocre. Aquel que solo saca 10, es promovido, pero no sabe nada. La escala de evaluación es del 1 al 20. Si sacas 10, estás en el medio y por lo
tanto, eres mediocre. Debemos tratar de
hacer todo lo que hacemos bien hecho, con excelencia.
He notado que los estudiantes
después de salir aplazados en I lapso, se plantean que en el II se van a
recuperar y van aprobar todas las materias.
Sin embargo, pareciera que fueron puras palabras y nada más. Falta algo. ¿Realmente quieres aprobar? Los
padres, profesores y amigos quieren que el alumno apruebe el año escolar. Los aconsejan, les dan sermones. Pero no depende de ellos. Solo depende de ti . Estás dispuesto a pagar el precio o quieres
todo fácil. Se requiere tiempo, esfuerzo, dedicación, perseverancia. Todos quieren pero pocos pueden. ¿En qué lado estás tú? Entre los que quieren pero sin actuar o entre
los que quieren y pagarán el precio.
DESPIERTA, está dormido, es hora de actuar.
Finalmente, empieza a trabajar y
verás que al cabo de algunos días tu rendimiento escolar habrá mejorado. Te sentirás feliz. Crecerá tu autoestima, Tus padres se sentirán orgullosos de ti. Habrás logrado la meta: Muchas Felicitaciones.
DILCIA
ESPINOZA
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