sábado, 4 de febrero de 2012

EL VALOR DE COMPARTIR

EL VALOR DE COMPARTIR

A veces es difícil compartir hasta una caja de chocolate.  Si lo reparto me queda menos, pero tengo la satisfacción o la alegría de compartir.

Es difícil compartir cuando pienso que el que más da menos tiene.  Pero cuando se comparte se da a los demás sin esperar recibir nada a cambio.

El temor de compartir puede ser por algunas de las siguientes razones:
  • No querer dar lo que tengo porque se me termina
  • No dar porque los demás ven y me da pena.
  • No dar porque sé que no me lo van a devolver
  • Pensar que los demás se quieren aprovechar de mí.
Es dando cuando recibes.  No es dar esperando recibir.  La alegría de dar es lo que se recibe.   La gratitud es lo que se recibe. 

Compartir es dividir lo que tengo con los demás.  Es sentirse bien con uno mismo.  Ayudar a otro y dejarse ayudar.  Cuando comparto hago feliz a otro.  No solo compartir bienes materiales, sino también experiencias para que el otro evolucione y crezca con uno.

Compartir es no tener miedo o temor a quedarse sin nada.  Miedo de carecer aquello que estamos dando.  Se cuenta el caso de una familia de ocho hijos.  No habían comido desde hace varios días.  Un hombre fue a su casa y les llevo arroz.  Vio como brillaban los ojos de los niños a causa del hambre.  La madre tomó el arroz, lo dividió en dos partes y salió.  Cuando regresó se le preguntó que había hecho con de las dos raciones de arroz.  Respondió:  "Ellos también tienen hambre".  Sabía que sus vecinos de la puerta de al lado tenían hambre.  En general, cuando sufrimos o tenemos una grave necesidad no pensamos en los demás.  Sin embargo, esta mujer ejemplar, había tenido el valor de dar a los demás.  Esto también nos lleva a pensar: cuando más tenemos, menos damos.  Cuando menos tenemos más podemos dar.

Hay personas que no prestan sus cosas porque también hay personas que no les gusta devolver.  En este caso, debes anotar en tu agenda el nombre de la persona, su teléfono, su  dirección, lo que le prestaste y tener cuidado de que te lo devuelva.

Compartir es contrario a egoismo.  No estamos solos en el mundo.  Necesitamos de los otros para vivir y los otros necesitan de nosotros.  No solo alegrías, también tristezas, experiencias.  Dejemos de ser individuos egoistas y convirtámonos en individuos solidarios.  Dejemos de competir y dediquémonos a compartir.

Compartir también tiene sus límites.  No puedo compartir mis cosas íntimas.  Hay cosas que no puedo contar.  Cosas íntimas que otro puede divulgar a  mis espaldas.


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